El denominado «Bill Shock» o las sorpresas en la facturación, facturas desorbitadas que el usuario no sabe muy bien de dónde vienen, es un problema creciente con el incremento del uso de internet y dispositivos móviles (smartphones y tabletas). El roaming y las descargas de datos están en el punto de mira.

 

El organismo regulador independiente y autoridad en materia de telecomunicaciones británico, Ofcom, pone de relieve en un informe sobre las facturaciones excesivas en Gran Bretaña, algunas de las causas principales de este fenómeno que han sufrido muchos consumidores y empresas, y que amenaza con agrandarse gracias al auge en el uso de internet móvil.

Este informe destaca que uno de los motivos de esas facturas desorbitadas es la descarga de datos, tanto dentro como fuera del país de origen (roaming). Y es que muy pocos usuarios se hacen la pregunta «¿cuánto me cuesta consultar mi correo en el smartphone?». En parte, es lógico que no se hagan esa pregunta, pero este desconocimiento es lo que lleva a que los costes se acumulen y al final a tirarse de los pelos cuando llega la factura.

La culpa, repartida. De los usuarios por falta de concienciación a la hora de controlar su consumo. Y de los proveedores por falta de transparencia a la hora de informar sobre sus tarifas. Resultado: «Bill Shock» (que parece más bien el nombre de un luchador de la WWF).

Para poner remedio a esta situación la UE, además de planear un descenso progresivo de los costes de roaming -en julio de 2012 volverán a bajar los precios-, y cuyo objetivo final es su extinción, establece una normativa que será ampliada para este verano y que abarca diferentes medidas:

  • Disponer de un límite de gasto para los usuarios de 50 euros mensuales (sin IVA), a menos que el usuario elija otro límite más alto, a partir de los cuales se interrumpirá el servicio.
  • Los operadores deben avisar a sus clientes con una alerta mediante sms o correo en el que le avisen cuando su consumo sobrepase en un 80% su límite contratado mensual.
  • También deberán informarles de las tarifas de datos en itinerancia cada vez que entren en otro país dentro de la UE -esta medida se prevee sea ampliada este verano a cualquier lugar del mundo-.
Todo esto es fantástico, bien. Pero si viajo por negocios al extranjero y tengo que llamar, independientemente de las restricciones y del gasto que me supongan, llamaré igualmente. Por ello, mejor solución es la telefonía IP -telefonía a través de internet-, para no llevarse disgustos en la internacionalización y movilidad de nuestra empresa.

En Estados Unidos, siguiendo la estela de estas medidas comunitarias, la Comisión Federal de las Comunicaciones (FCC) también estableció en 2010 normas similares. Desde esta organización se insta además a los proveedores a crear herramientas que permitan a los usuarios controlar sus saldos y establecer sus propios límites de uso.
Pero no solo el roaming de datos es el principal responsable de las facturas «megaextras», también lo es la itinerancia en llamadas y sms, que no están sujetas a ninguna normativa comunitaria como sí lo está la descarga de datos. El informe manifiesta que los usuarios desconocen los costes de roaming en llamadas y sms, y que esto favorece que no tengan ningún control sobre él.

La clave de toda esta situación es la falta de información, su ausencia o su deficiencia, por parte de los operadores. Así pues, si pretendes viajar, por negocios o por placer, ¡cuidado con «Bill Shock»!

Consulta, pregunta e infórmate bien de cuáles son las ofertas en soluciones de gestión de tu consumo en itinerancia, de las tarifas que se te van aplicar a tí o a tu empresa, y después de estar bien informado, realiza un uso reponsable y ajustado a tus necesidades si no quieres vértelas con «Bill Shock». Y un consejo, utilizando soluciones de telefonía IP sobre tu terminal móvil las llamadas pueden salirte desde gratis hasta un 80% más económicas que las llamadas en roaming internacional. Piénsalo.