Cuando abrimos el grifo no solemos reparar en todo el camino que recorre esa agua hasta que llega a nuestra manos. Desde el embalse hasta nuestros baños y cocinas el agua pasa por numerosas y complejas instalaciones de ingeniería y fontanería. Algo similar nos ocurre con las instalaciones de las redes informáticas empresariales.

“Abrir el grifo”, en el ámbito de las telecomunicaciones, sería encender un terminal o dispositivo con acceso a Internet (PC, tableta, teléfono inteligente, robot aspiradora, asistente virtual…). Cualquier dispositivo con conectividad alámbrica o inalámbrica es un medio físico con el que accedemos al caudal de información de la red (pública o privada). Encendemos y simplemente fluye, como el agua.

Como usuarios no nos paramos a pensar físicamente por dónde pasan todos esos datos a los que accedemos desde nuestros terminales, igual que no nos paramos a pensar de qué embalse viene el agua con la que nos lavamos las manos. No pensamos en los mapas de cables, servidores o hardware y software de red que nos permiten acceder a Internet desde cualquier lugar y dispositivo.

¿No hay wifi?

Acostumbrados ya no solo a la conectividad, sino también a la movilidad que ofrecen las redes inalámbricas, muchos se refieren a la red doméstica o empresarial como “la wifi”. Pero pensemos que sin redes cableadas y dispositivos de networking no hay wifi que valga.

Sin unas redes informáticas empresariales actualizadas y optimizadas para nuestro negocio… ni wifi, ni telefonía IP, ni aplicaciones en la nube, ni reuniones por videoconferencia, ni correo… En definitiva, sin Internet.

El estado y conservación de la instalación de red y los dispositivos de computación de las redes informáticas empresariales son tan importantes como el mantenimiento y saneamiento de la fontanería de tu casa. ¿O es que alguien mantendría las cañerías de plomo o, peor aún, de hierro, en una casa que va a reformar? Es poco probable y poco aconsejable.

De qué hablamos cuando hablamos de redes informáticas empresariales

Básicamente, las redes informáticas empresariales son redes de telecomunicaciones que conectan diferentes componentes de hardware y software (nodos de red) por medio de cables o medios inalámbricos (enlaces de red) que intercambian datos entre sí.

Por una parte, tenemos los dispositivos de red o electrónica de red (servidores, switches, routers, hubs, puentes de red, repetidores o puntos de acceso…), cuya función es ejecutar las órdenes que reciben del software de red.

Estos dispositivos de networking se conectan entre sí por medio de un tendido de cableado estructurado de voz y datos. Todo un entramado de cables (de cobre o fibra óptica), canalizaciones y conectores que conforman la infraestructura física de la instalación de red. Lo que podríamos llamar la “fontanería” de una instalación de redes informáticas empresariales.

La «cacharrería» de networking

El gran cerebro de la red es el centro de datos, dónde se alojan los datos, aplicaciones y demás recursos necesarios para el desarrollo del negocio. Puede alojarse físicamente en las instalaciones de la empresa, virtualizarse o bien externalizarse por medio de una solución cloud. Sea como sea, el centro de datos es la Roma de las redes informáticas, todos los caminos llevan al CPD. Así pues toda infraestructura de red debe configurarse en función de la opción de centro de datos que se pretenda implementar.

Pero no nos olvidemos de los grifos… perdón, los terminales. Aquellos con los que interactuamos los usuarios de una red informática: ordenadores de escritorio, portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes, fotocopiadoras, cámaras de video inteligente, teléfonos IP… que se conectan a la red informática de la empresa a través de “la wifi”, si es de forma inalámbrica, o por cable con un latiguillo de red.

No son pocos los elementos que conforman una infraestructura de redes informáticas empresariales. Una vez vistos todos sus componentes, ¿dónde y cómo ponemos cada cosa? Ésta es la parte interesante, y la más compleja.

Diseño, instalación, mantenimiento y saneamiento de las redes informática empresariales

El objetivo de un proyecto de instalación de redes informáticas empresariales no es otro que el de conectar entre sí un conjunto de hardware y software para compartir información, recursos y ofrecer servicios, de forma fiable, rápida y segura. Y garantizar esa conectividad en local, en remoto y en movilidad.

En términos de negocio, se trata de mantener conectadas de forma ininterrumpida todas las oficinas, delegaciones, empleados, proveedores y colaboradores. Garantizando la continuidad y disponibilidad de las aplicaciones, los recursos y las comunicaciones desde cualquier lugar y dispositivo. Contribuyendo a incrementar la productividad y competitividad de la organización y el negocio.

Con estas metas nuestros ingenieros y equipo técnico diseñan y materializan una red informática (alámbrica y/o inalámbrica). En su diseño y planificación establecemos también una estrategia a medio y largo plazo, de forma que la instalación sea segura y fiable, pero también flexible. Garantizando la posibilidad de realizar modificaciones, ampliaciones y actualizaciones necesarias minimizando las interrupciones del sistema.

Hemos de tener presente siempre que no hay una instalación tipo, y que cada empresa y cada proyecto de redes informáticas empresariales debe ajustarse como un traje a medida a su usuario. Un traje que no solo debe sentarle perfecto hoy, sino mantenerlo como un “dandy” también mañana y pasado mañana.

Del mismo modo que el tiempo, el uso y los nuevos materiales y soluciones hacen que sea imprescindible realizar reformas en la fontanería de una vivienda; las nuevas necesidades organizativas, de conectividad y de comunicación hacen imprescindible realizar pequeñas o grandes reformas en la instalación de una red informática -pero con menos polvo y molestias.

Foto de Field Engineer en Pexels