Todos estamos de acuerdo en que la comunicación es algo innato en el ser humano, una necesidad que nos define y que incluye aspectos como el lenguaje, las señas, la escritura, las artes, el comercio, el transporte… y todo esto fue así hasta la llegada del colonialismo que trajo una nueva necesidad comunicativa,  la de las comunicaciones a distancia (tele-comunicaciones), y así nació el telégrafo, el tatarabuelo de este jovenzuelo «descarao» que hoy es Internet.

Las telecomunicaciones han ido dando respuesta a las necesidades que han ido apareciendo conforme el mundo se ha vuelto más complejo, y con él las relaciones comerciales y los modelos de negocio. La principal función de las telecomunicaciones consiste en acercar, en aproximar puntos distantes que necesitan comunicarse. Es decir, anular las distancias.

Bien, ahora volvamos al presente. Hoy manda la globalización, y de ella nace la necesidad y posibilidad de internacionalización de las empresas, especialmente de las pymes, las más vapuleadas por la crisis económica. La internacionalización busca abrir nuevos mercados para la empresa en lugares distantes, lo que conlleva nuevas necesidades comunicativas como la de aproximar socios empresariales o trabajadores en remoto, tanto como si estuvieran en la oficina.

Sistemas de telefonía con base en IP

Hablar de telefonía IP es lo mismo que hablar de movilidad, porque con ella no importa el lugar o el momento en el que se necesite contactar con alguien de forma segura, y esto es fundamental a la hora de encarar la internacionalización de nuestra empresa. Además permite la máxima disponibilidad comunicativa desde cualquier tipo de dispositivo. En definitiva, lo que hace es ampliar las posibilidades comunicativas que, además, son más económicas.

Además de la movilidad, que es su seña de identidad, veamos otras de sus características y ventajas importantes para la expansión internacional de nuestro negocio:

  • Flexible, personalizable y escalable. Se adapta al modelo de negocio presente y futuro, y queda a salvo de la obsolescencia tecnológica.
  • Convergente. Integra cualquier tipo de comunicación (voz, datos, vídeo…) sobre IP.
  • Integrador de aplicaciones tanto de voz como de colaboración, lo que permite que haya una única gestión mucho más eficiente y sencilla
  • Mejora los procesos de negocio porque al integrar las diferentes aplicaciones, éstas se hacen más completas y se cuenta con información consolidada en tiempo real. Son más dinámicas y eficaces. Facilitan así el trabajo de los empleados, incrementando su satisfacción y productividad y posibilitando el teletrabajo.
  • Su adaptabilidad incrementa la eficiencia de la inversión en la infraestructura de telecomunicaciones porque en su adaptación todo es aprovechable, con lo que optimiza el retorno de la inversión y se ahorra en nuevas necesidades.

La preocupación por buscar la escalabilidad y la creación de sistemas abiertos evitan que tu inversión acabe obsoleta, un problema muy habitual hasta hace poco, que ha desanimado mucho a las empresas a la hora de abordar soluciones en telecomunicaciones porque con lo rápido que cambian y evolucionan las tecnologías tienen miedo de no amortizar suficientemente su inversión en ellas, o que cambien sus necesidades. Ahora existen otras opciones para combatir la obsolescencia como las soluciones de alojamiento en la nube, la oferta de Todo como Servicio (Xaas), el renting tecnológico

Es necesario que las empresas pierdan miedos y cambien de mentalidad apostando por la innovación en telecomunicaciones en lugar de por la «estrategia del avestruz», pasar de ellas y seguir trabajando como siempre lo han hecho, intentar mantenerse y esperar a que pase el vendaval. Mala idea. La internacionalización empieza a no ser una opción en muchos casos.

Volviendo a la historia del principio, el colonialismo habría sido muy distinto o no habría sido sin la innovación del telégrafo. Siguiendo esta idea, la internacionalización de nuestro negocio «no será» sin incorporar innovaciones en telecomunicaciones como la telefonía IP.

Esto es un poco duro, lo sé, pero en un momento de tantas transformaciones en y entre el mundo de la empresa y las comunicaciones, uno/a no se puede atrincherar en su modelo de negocio y un sistema de comunicaciones rígido que «va bien», de lo contrario nos habríamos quedado con las telecomunicaciones basadas en las señales de humo que, al fin y al cabo también funcionaban bien, porque esa no es la cuestión. La cuestión ya no es que funcionen bien, sino que funcionen lo mejor posible y te den las mayores prestaciones posibles…la cuestión es mejorar, crecer para poder competir y no ser el pez chico al que se come el pez grande.

¿Todavía tienes dudas?